Este jueves en el Teatro El Galpón tendrá
lugar el estreno de "Ave Mater", título del popular dramaturgo uruguayo
Dino Armas, que llega a escena de la mano de la directora Lila García y
un elenco encabezado por Cecilia Patrón.
04 feb 2014
El texto llega a escena precedido de
reconocimiento, dado que recibió el primer premio en la categoría
Teatro-Drama, en el rubro Inéditos de los Premios Anuales de Literatura
2011 del Ministerio de Educación y Cultura. A su vez, la obra resultó
ganadora en el Programa de Fortalecimiento de las Artes 2013-2014, de la
Intendencia de Montevideo.
El espectáculo trata sobre el poder de la religión, y
más en general, sobre el poder que somete ciegamente. Para eso se
plantea un conflicto dramático sostenido por la madre y la hija Marta
María, quien a instancias de la madre se repite a sí misma que es santa,
virgen y mártir, y que tiene un don.
Pero está claro que en ese camino, la madre es la que
ambiciona dinero y poder, para entronizarse en esa comunidad que
desprecia. Para eso se propone que el Papa tome conocimiento de Marta
María, y por añadidura, también de ella.
En esa especie de cárcel divina, hay como una santidad
impuesta por la madre, y también buscada por la hija, plasmando un
cuadro en el que las actitudes de los personajes son tan hipócritas como
la sociedad que representan. Y por esa vía se busca analizar las
múltiples caras del poder y, por qué no, de la hipocresía.
El estreno será este jueves a las 21.30 horas en la
Sala Cero, de El Galpón (18 de Julio 1618, tel. 2408 3366), y la obra
quedará en cartel los jueves y viernes a las 21.30 horas. Las
localidades valen $ 220 y se venden en la propia sala.
Para llevar este trabajo al escenario se ha contado con
un grupo de destacados artistas, empezando por el elenco, que lo
integran Cecilia Patrón, Victoria González, Rodrigo Peluffo, María Inés
Dutour, Patricia Amoroso, Mariel Lazzo y Gianinna Urrutia. A su vez, la
escenografía, el vestuario y la iluminación corrieron por cuenta de
Larisa Erganián y Verónica Lagomarsino, mientras que el trabajo corporal
es de Norma Berriolo y la ambientación sonora de Federico Deutsch.
Si bien la obra se puede inscribir en un drama con
ribetes trágicos, también puede que asome en ella algo de humor que
surge del patetismo extremo de algunas escenas de crueldad máxima. Según
explica la propia directora, el espectáculo busca plantear un drama
profundo sobre el poder, pero no se trata de un poder complejo y
contradictorio, sino directamente avasallante, que de modo amplio puede
remitir a infinidad de situaciones.
Desde el punto de vista plástico, quienes trabajaron
en esos aspectos optaron por una paleta fría, que lógicamente es
correlato de las duras acciones que ocurren en escena, aunque hay
detalles que disparan hacia otros tonos más cálidos. Así, el blanco, el
negro y el plateado que predominan, harán contaste con algún rojo y
algún rosado.
La presencia de un coro promete multiplicar los
elementos y sentidos del montaje, en el que se plantea también una
tensión entre lo femenino y lo masculino. El uso de elementos como
pupitres, de fuerte carga simbólica, aportan más sentidos a un
espectáculo que parece tener mucho para decir al espectador.
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