La segunda etapa que se cumplió en el Concurso
del Teatro de Verano tuvo a dos directores de murga y sus coros como el
punto más alto de la noche. Así la murga Momolandia, en manos de Diego
Berardi, es un instrumento musical impresionante.
De
la misma forma la murga de Soriano La Timbera, debe a su director
musical Jorge Velando, las bondades que mostró su coro. En la jornada
también actuó la comparsa C1080 con un espectáculo disfrutable e
inteligente, que evita males comunes de la categoría y los humoristas
Cyranos, ganadores del año pasado que este 2014 mostraron un espectáculo
que fluye a buen ritmo, pero no tiene “picos” de humor, de todas formas
mantuvo una buena comunicación con la platea.Momolandia presentó su producción que se llama “Acostumbrados” y que apunta sus dardos a la idiosincrasia de los uruguayos. Hay lugar también para la crítica política, dura con blancos y colorados y también para el Frente Amplio y su falta de renovación. La murga tampoco olvida la oposición que tuvo Tabaré Vázquez al aborto y su legislación y la relación con “su amigo Bush”.
De la misma forma el texto apunta a la falta de renovación en el Frente y cierto caudillismo que puede pesar más que “los ideales”. El libreto no es el fuerte de la murga como ha pasado en otros años al que también le falta humor. Sin embargo, también como ha pasado en otros años, su canto y musicalidad resultan sencillamente electrizantes. Momolandia canta espectacularmente en solistas, dúos, tríos y coro. La batería está a la altura de las circunstancias y desborda ductilidad. Hay que destacar el vestuario del grupo Tissora y el trabajo muy fino de iluminación.
La murga La Timbera de Mercedes llenó el Teatro de Verano de espectadores que recorrieron los 280 kilómetros para llegar a ver esta murga que cumplió su sueño, con orgullo y humildad. El espectáculo se llama “Acomplejados” y a partir de un sillón y el personaje de un psicólogo, repasan complejos individuales y colectivos. El texto es irregular. El canario que llega a Montevideo y queda asombrado por los semáforos o los cajeros automáticos pareció fuera de época. Está mejor el cuplé de “Los ciegos” hecho con sensibilidad. El elenco contó también con la experiencia de Mónica Santos, histórica de Araca la Cana. El trabajo de Velando en la dirección musical es notable y dotó a la murga de un canto fuerte, y una musicalidad que atrapó. Es muy bueno el vestuario a cargo de Adrián Boero.
La comparsa C1080 presentó un espectáculo que describe de alguna forma la evolución histórica del candombe en Uruguay. La puesta de Andrés Varela y Sebastián Bednarik movió con tino los planos en el escenario y todo se desarrolla por medio de cantos, música, danza. Lo que es una idea inteligente que zafa de hacer actuar y decir un texto, cosa que muchas veces se paga caro en personas que no tienen formación actoral o no están bien dirigidas. La música a cargo de Hugo Fattorusso resultó fascinante y la cuerda de tambores un espectáculo aparte.
En tanto humoristas Cyranos tiene una buena puesta que se desarrolla colectivamente como acostumbra el grupo de Carlos Viana, pero la acumulación de chistes no siempre funcionó.
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