domingo, 9 de febrero de 2014

Un fin de semana de a dos Domingo selecciona cinco destinos románticos del país para descansar bien acompañados. Hay opciones para todos los gustos y bolsillos.

Dicen que el atardecer se pinta de los mejores colores o que su tranquilidad no conoce los bochinches de los adolescentes. Dicen que allí las flores huelen más intensas o que el cielo se abre a una infinidad de estrellas. Lo cierto es que nadie tiene una definición exacta para saber qué hace de ese lugar un sitio romántico. Es esa magia inexplicable.
Un paseo en las lanchitas del Parque Rodó puede no tener la mística de las góndolas de Venecia, como un beso bajo el Obelisco no se compara con repetir la escena en la Torre Eiffel. Aun así, Uruguay guarda esos rincones ideales para un fin de semana en pareja. Y los hay para todos los gustos y bolsillos.
Así como Atlántida fue musa de los versos de Pablo Neruda y Marindia excusa para que Fernando Cabrera escribiera una canción, quienes optan por los paisajes agrestes y serranos tienen como ícono a Villa Serrana. Este pequeño poblado de unos 70 habitantes estables encanta por el contacto con la naturaleza, el paisaje, la calma y sus pocas construcciones al estilo europeo de mediados del siglo pasado.
El arquitecto Julio Vilamajó construyó allí el Ventorrillo de la Buena Vista, un paraje sobre uno de los cerros que permite una excelente vista panorámica. Las cabalgatas o los momentos escuchando el sonido del embalse del arroyo Marmarajá son otros de los atractivos. Pero así como se puede disfrutar de la quietud, bien vale la pena animarse a largas caminatas. Contemplar luego la estufa encendida en invierno o refrescarse en alguna de las olas naturales en verano aplacará cualquier indicio de cansancio.
Siguiendo con los sitios en donde la naturaleza crea la atmósfera perfecta para la pareja, sobre el litoral hay una pequeña isla ideal para acampar. Se trata de la Isla del Puerto, también conocida como Hum (nombre que los indígenas le daban al Río Negro). Está ubicada frente a la ciudad de Mercedes, a unos 100 metros agua adentro. Un angosto puente, en el que el tránsito es solo posible en una dirección, la une a la masa terrestre.
Una vez instalados sobre la isla, el disfrute lo brindan los arenales (tiene incluso una pequeña playa) y la vista de los recodos del río. La infraestructura es discreta y quizás ahí radica parte del encanto. Hay unos parrilleros que sirven para sorprender a la pareja con un rico almuerzo o bien para armar un fueguito nocturno.
Para quienes están con transporte propio vale la pena animarse a hacer 40 kilómetros más para llegar al balneario Las Cañas, la principal playa de agua dulce del país. Es una zona poblada, con bosques naturales y con infraestructura hotelera y gastronómica.
Eso sí, si la playa es la preferencia y sobre todo el contemplar los amaneceres, conviene rumbear al Este. Entre La Pedrera y Santa Isabel está Punta Rubia. Este balneario que tiene unos dos kilómetros de arena y se dice que allí se ven por las noches "las mejores estrellas".
Lo cierto es que este lugar es parte del turismo místico y los propios pobladores se encargan de narrar varias leyendas que se suscitaron en esas tierras. Algunos de los legados milenarios se encuentran recorriendo el Valle de la Luna (un conjunto de rocas erosionadas con el paso del tiempo). En esas cárcavas se ha visto a varias parejas prometerse amor eterno o a más de uno ofrecer casamiento sentado en la piedra con forma más romántica posible.
Pero no hace falta irse a parajes despoblados para encontrar la magia del romance. En las ciudades también hay respiros del asfalto que son propicios para las caminatas y los abrazos. Colonia del Sacramento (ver recuadro) es ya un clásico. Y también Montevideo tiene varios espacios: uno típico es el Rosedal.
Con más de un siglo de historia, este parque en el corazón del Prado presenta el estilo de los paisajes franceses. Y, como lo dice su nombre, las flores (ícono del amor) son la vedette del lugar. Si bien en cada época del año se aprecian colores distintos, en primavera es cuando los árboles lucen sus mejores trajes naturales. El resto corre por cuenta de la pareja.

Un suspiro en el OESTE

Como pasa con todas las leyendas nunca se conoce su origen. Qué motivó a nominar la Calle de los Suspiros, un ícono romántico en Colonia del Sacramento, es un misterio. Hay quienes atribuyen la designación a que en esta pendiente de adoquines que conducen hacia el río, cuando sopla mucho viento se escucha un silbido especial. Otros dicen que por allí llevaban a los presos previo al fusilamiento o bien que era el paraje de las prostitutas.

Con fecha de vencimiento

La infraestructura en varios de los sitios románticos del país no permite quedarse a vivir. Son lugares de paso, con poca población estable y escasos servicios. Pero así como el Romanticismo es una parte en la historia, también se dice que el romance es una cuestión efímera. Al menos así lo entiende la Real Academia Española que define al término como una "relación amorosa pasajera".

ISLA DEL PUERTO

Ubicación: Sobre el Río Negro, unida a Mercedes por un puente, Soriano.
Perfil: Tiene el encanto de toda isla y una playa tranquila sobre el río. Relucen los pinos y eucaliptos. Cuenta con servicio de camping y parrilleros para hacer un rico asado. El predio es público por lo que suele concurrir unas 5.000 personas los fines de semana de sol. Se recomienda navegar el río con el catamarán para ver los recodos y las aves.

PUNTA RUBIA

Ubicación: Kilómetro 230 de la ruta 10, Rocha.
Perfil: Son dos kilómetros de playa oceánica y uno de los puntos íconos de la pesca deportiva. Hay un cúmulo de rocas erosionadas por el viento y el agua, conocido como Valle de la Luna, que es parte de los senderos místicos. Los lugareños destacan la apertura del cielo para ver las estrellas y la Luna llena en las noches, y las salidas del sol por las mañanas.

EL ROSEDAL

Ubicación: Lucas Obes y avenida Agraciada, Prado, Montevideo.
Perfil: Cuenta con más de 30 mil especies diferentes de rosas que dan nombre al lugar. La vegetación se sostiene entre cúpulas, columnas, pérgolas y una fuente que hacen, de este, un auténtico paisaje francés. Estas flores son símbolo del amor hace años y se dice que los jardines colgantes de Babilonia ya contaban con este tipo de follaje.

VILLA SERRANA

Ubicación: Kilómetro 145 de la ruta 8, Lavalleja.
Perfil: Es una zona de valles, arroyos y cascadas en medio de las sierras. En su límite Norte tiene el famoso Salto del Penitente, un lugar ideal para el deporte aventura y el disfrute de la naturaleza. Hay pocas construcciones y en su mayoría son de estilo europeo. Allí Julio Vilamajó construyó el Ventorrillo de la Buena Vista, sobre la ladera del cerro Guazubirá.

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