lunes, 3 de febrero de 2014

Más de cinco mil chicos y adolescentes realizan gratis actividades acuáticas en los Campos Municipales de Deportes.





(San Isidro, 31 de enero de 2014). Los más de cinco mil chicos y adolescentes, de 4 a 17 años, que participan en las colonias de verano de San Isidro disfrutan todos los días con actividades de natación en los seis Campos Municipales de Deportes.

“Estoy muy contenta por el altísimo nivel de inscripciones. Nuestro objetivo es, en primera instancia, que los chicos que no conocen el agua, aprendan a nadar y después, como pasa en una gran cantidad de casos, que continúen a lo largo del año en el equipo de natación municipal”, afirmó Patricia Varano, coordinadora de la pileta del Campo Municipal Nº 1.

Las clases, distribuidas en grupos con colores según el nivel de los alumnos, las dictan seis profesores: al azul van quienes no saben nadar, y se les enseña a esconder la cabeza abajo del agua y flotar; en el rojo aplican técnicas de natación como crol y espalda; en el blanco suman la respiración bilateral y comienzan a nadar series de 25 metros de largo; y en el verde ya ven otros estilos como pecho y mariposa.

“Intentamos perfeccionar sus técnicas y ambientarlos en lo que, a veces, es un lugar desconocido para los niños. Buscamos que pierdan el miedo y reconozcan el espacio acuático”, sostuvo Andrés Torrecilla, profesor de natación del Campo Municipal Nº 1, y destacó que las actividades “siempre se hacen mediante un juego para que a los chicos se les haga más fácil”.

Uno de los puntos a destacar de las colonias es que, los martes y jueves, también funciona la Escuela de Natación del Centro Municipal de Actividades Especiales (CeMAE), donde jóvenes con capacidades especiales aprenden diversas técnicas de este deporte: “Tenemos profesores especializados para que los alumnos puedan mejorar sus movimientos”, explicó Varano.

“Me divierto un montón en la colonia y lo que más me gusta es natación”, contó Julieta, de 12 años y oriunda de San Isidro.

“Notamos que los niños se ponen contentos. En un primer momento quizá les genere algún rechazo porque las piletas son muy grandes, pero en seguida se acostumbran, les gusta, quieren volver y después nos cuesta un montón sacarlos cuando termina la clase”, concluyó, entre risas

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