El concurso, que incentiva desde el
ámbito institucional el desarrollo de la producción poética, artística, reflexiva
y crítica, recibió 258 proyectos de todo el país.
Destinado a fomentar el desarrollo y producción de
obras y proyectos, el Premio
Artes Visuales Municipio de San Isidro “Kenneth Kemble” ya tiene a sus ganadores. El Gran Premio fue paraJuan
Gugger por “Todo lo desvanecido ha sedimentado en las superficies”, Lucila
Guerrero obtuvo el Premio Beca Residente por “Monumento Natural Municipal”, y
Florencia Caiazza se llevó el Premio Beca Joven por “Cómo se afectan”.
El concurso, que incentiva desde el
ámbito institucional el desarrollo de la producción poética, artística,
reflexiva y crítica, recibió 258 proyectos de todo el país en una amplia gama
de disciplinas, que fueron evaluados por el prestigioso jurado, integrado por
Andrés Labaké, Eduardo Basualdo y María José Herrera.
“Muchas veces
los artistas no concretan sus proyectos por falta de financiamiento, espacios
de exhibición o del tiempo necesario que implica un trabajo de esta naturaleza.
Este premio está para acompañar y dar oportunidades a todos esos artistas que
desafían los límites y se enrolan en la exploración, el ensayo y el riesgo”,
dijo Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura de San Isidro.
Más allá de sus 180.000 pesos en
premios (100.000 para el primer premio y el resto dividido en partes iguales
para los otros dos ganadores), una de las facetas más innovadoras del concurso
gratuito son las tutorías profesionales que se ofrecerá a los ganadores, que
deberán desarrollar sus trabajos hasta el 15 de mayo de 2018, y presentarlos
y/o inaugurarlos en junio de ese año.
Gugger propuso una instalación de
jaulas y cajas en materiales de construcción en cemento, en estrecha relación
con el entorno. Materiales industriales, técnicas pictóricas que remiten al
grafiti y piezas
muy simbólicas en sintonía con el lenguaje de la urbanización forman parte del
proyecto de este cordobés.
Caiazza y
Guerrero comparten un enfoque similar: la investigación de campo como punto de
partida. La primera, de Bahía Blanca y residente en Olivos, propuso una
investigación escultórica instalativa en alguna dependencia municipal, que
serviría de taller y lugar de exhibición de las piezas escultóricas que
surgirán de la combinación de elementos como cemento y yeso, con otros anclados
en el contexto de producción.
Guerrero, dedicada a la cerámica, hará un cruce de
disciplinas a partir del inventario y recolección de especies vegetales de las
áreas protegidas municipales, en la zona del Bosque Ribereño, que culminará con
100 piezas de cerámica planas, que en principio serán montadas sobre una pared.
El jurado destacó la cantidad y el
nivel de los artistas y se enfocó en aquellas propuestas que tuvieran
cierta permeabilidad y porosidad. “Buscamos proyectos que interpelen,
interactúen con el público y construyan sentido, no objetos escultóricos sobre
un pedestal distanciado de la mirada del otro y de su propio entorno”, dijo
Labaké, a cargo de las tutorías.
Además de los premios mencionados, el
concurso reconoció a Jimena Croceri y Laura Códega (Gran Premio), Mercedes
Irisarri y Nicolás Pontón (Premio Beca Residente), Julián Matta y Valeria
Vargas (propuesta conjunta), y Agustina Triquell (Premio Beca Joven). Todos
ellos, en este orden de mérito, recibirán sus
respectivas Menciones Honoríficas.
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