domingo, 25 de mayo de 2014

GRAN REUNION EN EL 4º ANIVERSARIO DEL CAFE UFOLOGICO RIO54 La próxima reunión del Café Ufológico RIO54 será el jueves 5 de junio, a las 18,30 como siempre en el Café de La Subasta, Río de Janeiro 54, Ciudad de Buenos Aires.


Así es RIO54, un lugar para charlar e intercambiar ideas amistosamente.
Como en todas las reuniones de RIO54, fueron bienvenidos quienes por primera vez se acercan a participar de nuestra mesa. Matías Barbarossa relató una experiencia que le sucedió a los 14 años, en febrero de 1984, cuando había ido de vacaciones a un campamento en San Clemente del Tuyú (Pcia. de Buenos Aires). Una noche, al regresar a su carpa luego de darse una ducha, sintió el impulso de mirar hacia el cielo. Le llamó la atención una luz blanca destellante, más grande que las estrellas, que saltaba de un lugar a otro. Desaparecía de un lugar y de inmediato aparecía en otro distante, sin que fuera necesario mover la cabeza o cambiar de posición para verla, eso también le pareció curioso, que esos saltos siempre quedaran dentro de su campo de visión. Avisó a otras personas del camping que se sumaron a la observación.

Roberto Yáñez es un estudioso con amplia experiencia, pero también es de esas personas que llegan a nuestra mesa aunque no participan de redes sociales, que se enteran de nuestras reuniones gracias a los comentarios "de boca en boca", los cuales siguen siendo un efectivo sistema de comunicación aún en nuestra época signada por la tecnología. Ya son varios los amigos que hemos sumado a RIO54 que se resisten a usar internet y sin embargo se las arreglan para concurrir puntualmente a nuestras reuniones. Roberto contó una historia vivida hace 55 años, cuando él tenía 9. Con su familia iban de vacaciones a Paysandú, Uruguay, en el camión de su padre. Ya en territorio uruguayo, avanzando por la ruta 2 entre Nuevo Berlín y Young, a la altura de la Estancia San Ramón, siendo aproximadamente las dos de la tarde, les llamó la atención el extremo silencio que se percibía en ese lugar. Fue entonces que observaron un objeto gris en medio de un campo de trigo. Detuvieron el camión y bajaron a observar. Roberto afirmó sus manos al alambrado que separaba la ruta del campo. A unos 50 metros dentro del trigal, sobresalía la parte superior de una especie de huevo gris opaco, del tamaño de un colectivo (autobús), con una superficie lisa sin detalles. Le llamaron la atención dos cosas, el silencio reinante, absoluto, sin sonidos de pájaros o del viento, y un olor intenso que se adentraba en los pulmones, lo describe como un penetrante olor a "pino profundo" similar al que se siente cuando uno se interna en un pinar. Esas sensaciones lo motivaron a volver hacia el camión, pero en ese momento el huevo se elevó unos metros, pasó por encima de la ruta avanzando de costado, de panza, lo que parecía contrariar el sentido común, y se alejó sin ruido. En días posteriores, su padre dijo haber visto dos veces más al objeto al viajar con el camión en lugares cercanos, y en una ocasión lo vio lanzando una estela de humo a su paso. Roberto luego desarrolló espontáneamente ciertas capacidades psíquicas, que estima fueron consecuencia de la experiencia vivida.
Participó también de esta reunión Carlos Turus, ufólogo de larga data que fue bienvenido a la mesa de RIO54, y con gran sencillez habló sobre episodios de su trayectoria investigativa y algunas personalidades que recordaba con especial estima, entre ellos el periodista Américo Barrios, el padre jesuita Benito Segundo Reyna y la estudiosa y traductora Ruth Gerstel. Dijo que fue decisiva para él una observación realizada desde su casa paterna en San Fernando (Pcia. de Buenos Aires) hacia 1970. Se trataba de una luz que bajaba con un movimiento errático, como si fuera una gota de agua deslizándose sobre un cristal. Luego se detuvo y realizó movimientos en zig-zag antes de enfilar hacia el Río de la Plata.

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