Los chinos tienen un dicho: “Cuando
nacimos, lloramos mientras todos a nuestro alrededor rieron. Vivamos
nuestra vida para que cuando dejemos este mundo, podamos reír mientras
todos a nuestro alrededor lloran”.
Cuando sonreímos, estimulamos a que otros se
esfuercen y entren a un mundo en el que comparten con otros y otros
comparten con ellos. Y también al contrario, cuando estamos molestos o
con miedo, activamos esos estados en aquellos que nos rodean, alentando a
otros a que sean limitados y que sólo se preocupen por ellos mismos.
Paul Ekman, PhD, un eminente psicólogo y
experto en las expresiones faciales descubrió que sonreír en el exterior
de hecho puede estimular la actividad cerebral asociada con la
felicidad. Cultivemos una actitud sonriente y alegre.
La vida es un baile maravilloso, y podemos disfrutarlo más si aprendemos a andar con ligereza.
Karen Berg es
autora de …Continuará… la reencarnación y el propósito de nuestras
vidas y directora espiritual del Centro de Kabbalah Internacional. Ha
tocado millones de vidas alrededor del mundo al dedicar su vida a vivir y
enseñar que cambiamos el mundo al cambiarnos a nosotros mismos.
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