El
calor no es aliado de la circulación por lo que en los meses de verano, sobre
todo en los días más calurosos, muchas personas notan más los molestos síntomas,
como retención de líquidos, pesadez de las piernas, aletargamiento y calambres
nocturnos. La clave del bienestar puede encontrarse en la alimentación.
Los
no: grasas, sal, estimulantes
Uno
de los factores que influyen negativamente sobre la circulación de la sangre
inmediatamente es el contenido en sal de la dieta. La sal es la fuente
principal de sodio en la alimentación, mineral que presenta la propiedad de
retener agua, por lo que un exceso de sodio puede relacionarse con trastornos
circulatorios y de retención de líquidos. Por ello, conviene vigilar la
cantidad de sal utilizada para la condimentación de los platos, así como no
abusar de alimentos ricos en sodio, como los snacks, los encurtidos, los quesos
curados, fiambres, etc.
Otro
aspecto crucial que influye es el contenido en grasas saturadas de los
alimentos. Un consumo excesivo de alimentos ricos en grasa saturada tiende a
aumentar los niveles de triglicéridos y colesterol plasmáticos y aumenta la
viscosidad de la sangre, lo que dificulta su circulación. Además existen
sustancias como el café, el alcohol o el tabaco, que por su composición y su
contenido de toxinas están contraindicados en caso de padecer problemas
circulatorios.
Los
sí: Omegas, potasio y agua
Existen
diferentes alimentos que gracias a su composición y características,
contribuyen a mejorar los problemas de circulación sanguínea. La grasa
poliinsaturada, al contrario que la saturada, tiene la capacidad de disminuir
la viscosidad de la sangre, por lo que favorece la corriente sanguínea.
Este
tipo de grasa se encuentra en los aceites de semillas (girasol, maíz), los
frutos secos y el pescado azul. Además estas grasas aumentan el
"colesterol bueno" y hacen que el "colesterol malo" no se
acumule alrededor de las arterias, por lo que evitan la formación de placas en
las paredes de los vasos sanguíneos.
Resulta
también beneficioso consumir alimentos ricos en potasio. El potasio, al
contrario que el sodio, tiene la propiedad de favorecer la eliminación del
agua, por lo que es conveniente incluir en la dieta alimentos que contengan
este mineral, como hortalizas y verduras, frutas frescas, cereales integrales,
levadura de cerveza y legumbres.
Además,
los alimentos vegetales son ricos en fibra, que facilita el buen tránsito
intestinal, muy importante para tener buena circulación a la altura de la
pelvis.
Cuando
se presentan problemas de circulación, es importante además de llevar una dieta
abundante en vegetales, aumentar el consumo de líquidos. El agua es la bebida
más recomendable.
Existen
otras bebidas beneficiosas y que resultan fáciles de tomar como los jugos de
frutas y hortalizas o los caldos de verduras. Otro modo de ingerir agua es en
forma de infusiones. Resultan especialmente aconsejadas las de té rojo, diente
de león, cola de caballo y uva ursi. Además existen estudios en los que se
demuestra que el consumo regular de té rojo mejora la circulación sanguínea,
por lo que una taza al día de este té podría resultar beneficiosa en caso de
sufrir problemas de circulación.
Y
hacer ejercicio habitualmente (caminar, nadar, correr...), mover las piernas o
tenderse con las piernas en alto unos minutos, es la mejor manera para
favorecer el retorno venoso y mejorar los síntomas asociados a una mala
circulación.
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